En 1939, Mandela se fue a la ciudad de Alice para titularse en Derecho en el Fort Hare University College de Alice, en El Cabo, era una institución académica reservada a estudiantes no blancos. Tuvo que abandonar la carrera en el segundo año, ya siendo miembro del consejo estudiantil, entró en una disputa académica en torno a un resultado electoral. Pero, en 1942 pudo acabar su diplomatura en la Universidad de Sudáfrica.
En 1943, en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, en la que Sudáfrica combatía del lado del Reino Unido y los aliados bajo el liderazgo del mariscal y primer ministro Jan Smuts, Mandela se unió al Congreso Nacional Africano (ANC). Aquí conoció a Walter Sisulu, quien le introdujo en el bufete de abogados blancos de Johannesburgo, de esta forma se le abrieron puertas a una profesión liberal a la que muy pocos negros conseguían acceder.
En septiembre de 1944, Mandela y sus compañeros pusieron en marcha la Liga de la Juventud del Congreso Nacional Africano (ANCYL), aprovechando la tolerancia política del Gobierno. Aquí Mandela fue elegido secretario nacional.
En 1951, Mandela fue presidente de la ANCYL, donde reconoció que existía una necesidad por formar un frente multirracial, no exclusivamente negro, que incluyera a otros colectivos políticos de resistencia para oponerse al apartheid y a la dictadura de la minoría blanca. Para impulsar esta empresa, Mandela y su círculo organizaron la Alianza del Congreso.
En junio de 1952, Mandela divulgó por todo el país la Campaña de Desafío a las Leyes Injustas, una movilización que Mandela condujo a pie de calle con la consigna de no provocar acciones violentas. Por ello, estuvo nueve meses en prisión.
En cuanto recobró la libertad, junto a Tambo, abrieron un despacho de abogados en Johannesburgo. Fue el primer país regentado con licencia por juristas negros.
En los siguientes años, Mandela siguió participando en campañas contra las leyes discriminatorias de la mayoría negra y prestando asistencia legal a activistas con problemas con la justicia.
La represión se abatió sobre él, lo que le llevó a estar encarcelado por varias ocasiones.
En agosto de 1962, siendo fugitivo de la justicia, fue detenido de nuevo y en noviembre siguiente recibió una sentencia de cinco años de cárcel como culpable de unos delitos de incitación a la huelga y abandono ilegal del país. En su
alegato de defensa, Mandela manifestó al tribunal que lo condenó:
"Odio la discriminación racial de la manera más intensa. He luchado contra ello durante toda mi vida; lucho ahora y seguiré luchando hasta el final de mis días. Detesto aún más esta puesta en escena. Me hace sentir que soy un negro en un tribunal de blancos. Esto no debería ser así".
En octubre de 1963, Mandelta continuaba en la cárcel, y el 20 de abril de 1964, en su comparecencia antee el Tribunal Supremo de Pretoria, reconoció ser uno de los fundadores del MK. En su declaración dijo:
"Durante mi vida, me he entregado a la lucha del pueblo africano. He luchado
contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He perseguido el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir. Pero, Señor, si es necesario, es un ideal por el que estoy preparado para morir".
El 11 de febrero de 1990 tuvo lugar su liberación, la cual tuvo una gran expectación mundial. Había conseguido la rehabilitación política para su causa, además de una victoria personal.
En Ciudad del Cabo, se dirigió a la multitud de esta manera:
"Estoy ante vosotros no como un profeta sino como vuestro humilde servidor, pueblo. Vuestros infatigables y heroicos sacrificios han hecho posible que yo esté aquí hoy. Por lo tanto, dejo los restantes años de mi vida en vuestras manos. Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible. No debemos permitir que el miedo se interponga en nuestro camino. El sufragio universal basado en un único padrón electoral en una Sudáfrica unida, democrática y no racista es el único camino hacia la paz y la armonía racial".
En enero de 1994, el influjo de Mandela fue también determinante en la decisión del PAC, de poner fin a la lucha armada.
El 15 de octubre de ese año, la concesión por el Comité de Oslo del Premio Nobel de la Paz de 1993 a las dos máximas figuras de la política sudafricana sirvió para reafirmar en los galardonados la voluntad de continuar con el proceso hasta el final. Mandela aceptó y recogió el Nobel, el 10 de diciembre en la capital Noruega, en nombre de todos los sudafricanos que se sacrificaron y sufrieron para traer la paz a su país.
Este fue un año emblemático de la nueva Sudáfrica, tras una gran victoria electoral del ANC.
El 9 de mayo la Asamblea invistió a Mandela presidente de la República con mandato constitucional hasta 1999. En su discurso a la Cámara, el mandatario aseguró que:
"Hoy estamos entrando en una nueva era para nuestro país y su pueblo. Hoy no celebramos la victoria de un partido, sino la victoria de todo el pueblo de Sudáfrica".
En Mandela recayeron todas las esperanzas de un pueblo que, si bien había conseguido la plenitud de derechos políticos, aún topaba con barreras, por el momento infranqueables, para su promoción social, educativa y profesional, y que, por encima de todo, ansiaba salir de su extremada postración económica.
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